Costa Rica, uno de mis favoritos... Siempre!

Nunca olvidaré mi viaje a Costa Rica. Tenía apenas 9 años, pero casi 20 años y 22 países después, sigue siendo uno de mis destinos favoritos. Y es que este paraíso, conocido como la Suiza de las Américas, no tiene nada que envidiarle a ningún otro país. Bien tienen que haber escuchado su famoso lema ¨Pura Vida¨ y es que así mismo se vive allí. No solo me refiero a su flora y fauna de ensueño, sino que también a su gente, ¨los ticos¨, como se les llama coloquialmente a los costarricenses. Esta gente encantadora enamora con su acento, educación, cultura y trato.


Otro factor atractivo de Costa Rica es su clima. Recuerdo, con mucho gusto, que llovía todas las tardes. Tienen un clima perfecto que les permite producir todo el año. De hecho, su estructura económica, además del turismo, se basa en la agricultura. Esto se debe a su ubicación geográfica que combina el clima de las faldas del Caribe al este, con el clima de las faldas del Pacífico al oeste. Lo que produce lluvias moderadas y temperaturas frescas. Visité en julio, que es parte de la época húmeda (de mayo a noviembre), aunque dicen que la mejor época para viajar es de enero a abril. 


Ese verano realicé una actividad que me marcó para siempre: dosel o como se le conoce en inglés, ¨canopy¨. Esta actividad es obligatoria en Costa Rica, aún si la has realizado en algún otro país, porque te aseguro que nada se compara con las vistas de la jungla en el Volcán Poás. Fue la primera vez que participé en este deporte y de solo recordarlo, se me ponen los pelos de punta. Guardo en mi memoria imágenes claras de las hermosas vistas y, en mi cuerpo, la adrenalina que corría por todo mi ser. 


Este recorrido dura alrededor de dos horas. Al llegar al parque, te reciben con un equipo completamente capacitado para enseñarte a parar, a dar reversa y todo lo necesario para poder disfrutar de la aventura al máximo. Además, siempre te acompaña un guía, haciendo de la experiencia más segura. Luego de la bienvenida y el sermón de seguridad, toca ponerse el equipo necesario y empezar la caminata. Se camina de plataforma en plataforma y uno se desliza de copa en copa. Son un total de catorce cables suspendidos a lo largo de un sendero con 24 plataformas en los árboles más importantes del bosque. El último es el más largo y, por tanto, el más emocionante. En este, que mide 1,980 pies de largo, recuerdo que cogí mucha velocidad porque había llovido. Fue impresionante porque quería que terminara, por los nervios, y a la misma vez, que durara para siempre. Aún así, pude disfrutar de la asombrosa vista y al terminar, solo quería hacerlo de nuevo y de nuevo. 


Definitivamente, ha sido una de las mejores experiencias que he vivido en otro país y lo recomiendo a ojos cerrados. Especialmente si eres una persona que se siente ¨en su elemento¨ cuando está rodeado de la naturaleza. 




Autora: Diana Carolina Sostre Navarro (Miembro de Crece Travel)